Camila Svenson

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Camila Svenson (1990) vive en Sao Paulo. En el 2015 completó el programa de Fotoperiodismo y Fotografía Documental en el International Center of Photography de Nueva York. Le interesa el encuentro con el Otro mediado por la cámara. Su trabajo busca entender cómo las personas se relacionan entre sí y con su entorno. Actualmente está exponiendo su proyecto You Will Never Walk Alone en el Museo de la Imagen de Sao Paulo.

Camila Svenson, 27, holds a degree in Photojournalism and Documentary Photography from the ICP - International Center of Photography in New York. She works mainly with documentary photography, with special interest in the encounter with the other, mediated by the camera. Her works seek to understand how people connect with each other and with the places where they live. She is a member of the photo collective Amapoa, composed only by women and that works with themes that value woman representativeness.


You will never walk alone [Nunca caminarás sola]

Este es un proyecto sobre los adolescentes de Husavik, un pequeño pueblo de pescadores en el norte de Islandia. Estuve allí un período de dos meses al final del invierno y decidí que quería conocerlos y documentar sus vidas.

La primera semana estuve en una “pizza party” en la casa de Ruth—la primera chica a quien fotografié. Es más alta que yo, sabe hacer pizza y siempre pone sus recetas en Snapchat.

Nunca me había sentido tan nerviosa. Mis manos sudaban y mi corazón palpitaba con fuerza. Sentía que había entrado a un colegio nuevo en la mitad del año escolar y que me habían lanzado a una fiesta en la que no conocía a nadie.

Les hice preguntas estúpidas. Olvidé que estaba allí para fotografiar y solo quise caerle bien a esas chicas. Olvidé que ellas tenían 16 años y yo 26.

En las siguientes semanas conocí a más chicos. En Husavik no sucede mayor cosa. Nunca te pierdes y todas las calles te llevan al mismo lugar. El viento te corta la cara como si fuera vidrio sólido.

Apenas la nieve comienza a derretirse y sientes el sol en tu cuello, llega otra tormenta y te quedas encerrada en casa, así ya sea mayo.

Las ventanas son grandes, las casas y las calles simétricas.

Nunca oscurece. A las 2am un extraño tono azul impregna  el cielo, y sientes que estuvieras en un sueño inquietante.

Húsavik está rodeado de montañas más azules que el mar. Hay una pequeña bomba de gasolina donde la gente va por hamburguesas y perros calientes. Hay una piscina y un restaurante de comida china. Los extraños me sonríen en la calle—he escuchado que es una costumbre islandesa.

Cuando los niños se aburren, salen a dar vueltas en carro. Me recuerda a mi ciudad natal en Brasil. Allá también salíamos a manejar. Somos las mismas personas.

Entro a sus cuartos y les hago retratos. Conversamos de dinosaurios y terremotos. Le pregunto a una de las chicas cuál chico le gusta, y me dice que le acaba de romper el corazón. Yo le digo que a mí también me lo acaban de romper.

Me invitan al baile municipal. Me emociono mucho. Me pongo un vestido negro y llego al lugar a las 10pm. Hay una cola larguísima afuera, y me acuerdo de los bailes de quinceañeras a los que íbamos. Todo el mundo está tomando de botellas de plástico.

Me sé las letras de todas las canciones. El pequeño recinto de madera se llena de jóvenes bailando. Se ven tan felices. Se abrazan en grupos grandes mientras saltan y cantan Bon Jovi. Yo también me siento contenta, y entiendo por primera vez que no pertenezco allí. Acepto que siempre seré una “outsider”, una extraña—y por primera vez eso siente normal.

Al final de la fiesta, dos chicos comienzan a pelear afuera. Ya casi amanece y se pegan puños entre la niebla. Les tomo una foto.

Todos se conocen desde que son bebés. Los envidio un poco: están menos conscientes del tiempo que yo. Creen que las relaciones son infinitas y a nadie le preocupa crecer.

Quiero fotografiar todo eso como una parte de mi vida que he perdido—el estar tan presente, sentir una conexión con los amigos, los amantes y el pueblo que es tan grande que crees que nunca va a cambiar.

Le tomo una foto a una chica en su cuarto y en la pared blanca ha escrito, “you will never walk alone.” [Nunca caminarás sola]

Caminamos un rato largo con Berta—una de las chicas. Vamos a comer helado y al día siguiente vuelvo a NY.

Cuando estoy en el aeropuerto recibo un mensaje de texto: Ya me haces falta.

Quizás no era tan invisible.

Trato de fotografiar sus vidas como si estuviera creando un recuerdo desde mi propia nostalgia. Siento que estoy enloqueciendo y que ya no me acuerdo ni quién soy.

Una semana después de haberme ido, cuando finalmente llega el verano, un hermoso chico se suicida.

Me siento extraña y me da rabia con él. Nunca lo fotografié, pero estaba allí. Estaba bailando en el baile municipal y probablemente cantando Bon Jovi con todos los otros chicos.

Siempre será un joven.

No entiendo en qué punto han comenzado a marchar mal las cosas. Me gustaría haberle hecho un retrato. Sería una gran fotografía.


This is a project about teenagers from Húsavik - a little fisherman town in the north of Iceland. At the very end of winter, I was there for a period of two months, and decided that I wanted to get to know them and  document their lives.

In the first week I was in a pizza party at Ruth’s place - the first girl I’ve photographed. She is taller than me, knows how to bake pizza and always put the receipts on snapchat. I’ve never felt so nervous. My hands were sweating and my heart pounding. I felt I just moved into a new  school at the middle of the year and someone throwed me in a party where I didn’t knew anyone. I asked them stupid questions. I forgot I was there to photographand just wanted those girls to like me. I forgot they were 16 and I was 26.

In the following weeks I met more kids. There is not much going on in Húsavik. You never get lost and all the streets take you to the same place. The wind cuts your face as if it was solid glass. Once the snow starts to melt and you feel the heat of the sun behind your neck, another blizzard arrives and you get locked home - even though its already May. The windows are big, the houses and streets are simetric.

It never gets dark. By 2am a weird tone of blue takes over the sky and it feels like a bad dream.

Húsavik is surrounded by mountains that are more blue than the water from the ocean. There is a small gas station where people go for burgers and hot dogs. There is a swimming pool and a hot pot. Strangers smile at me on the street - it’s a icelandic thing I’ve heard.



Eggert Skipping Stones, 2016
From the series You will never walk alone
Archival Pigment Print
20’’ x 30"


Birta at the swimming pool, 2016
From the series You will never walk alone
Archival Pigment Print
20’’ x 30"

Viktor, 2016
From the series You will never walk alone
Archival Pigment Print
20’’ x 30"

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